sábado, 19 de octubre de 2013

He apagado el demonio

He sentido como la sangre corría por mis venas. Me he derrotado para construirme. Me he anulado para rehacerme. He parado mi historia y la he sacudido en el olvido para recordarla. He vuelto a escribir. No soy capaz de acordarme. ¿Cómo me quemé? He reanudado mis emociones, he rescatado olores, momentos de cuando yo era humana. He apagado el demonio, he activado el ángel. 

He estado a punto de morir ahogada por un humo asfixiante, espeso, tóxico y he permanecido medio dormida, medio inconsciente. He saludado a la muerte pero pasó de largo dejándome la agonía de la existencia. Pero entonces alguien se ha arriesgado a entrar en el incendio para ponerme la mascarilla del oxígeno. Las llamas del fuego han quemado mi mundo estando yo dentro. Recuerdo gente, pero los recuerdos son vagos. Recuerdo felicidad, tranquilidad, amor... pero ya no siento. De repente ese humo, les dio tiempo a escapar pero yo me quedé dentro sin poder hacerlo de mí misma. 

¿Qué provocó el incendio? Quizás fue el cigarrillo de después de revolcarnos, quizás una cerilla intentando encender una vela para una cena romántica. No, fue gasolina y calor humano. Sí, fue eso. Todos escaparon abandonándome y alguien entró y me salvó...

Por eso, he apagado el demonio, he activado el ángel.

Gracias porque cada sonrisa mía, a partir de ahora, es solamente tuya