Caminaba cabizbaja en silencio, tenía 19 años, albergaba dentro de sí el recuerdo. Pretendía quitárselo, pero no podía, alzó la cabeza y el sol del atardecer la deslumbró. Se sentó frente al mar. Era rubia, tenía las manos pequeñas y se mordía las uñas, ojos verdes, almendrados, mirada profunda, tenía las piernas finas y pecas por todo el cuerpo ... Sus rasgos faciales la hacían atractiva : pómulos marcados, labios gruesos, era blanca y sus pestañas eran largas, cejas perfiladas, y nariz respingona, su sonrisa era perfecta.
Pensaba en aquella tarde, y en su cara esa expresión... Intentaba evadirse, pero el estómago se le revolcaba y el corazón se le encogía, le cabría en una mano seguro, ella lo pensaba. Se estaba haciendo de noche, pero el recuerdo , el recuerdo ... seguía ahí. Sabía que por mucho que pasara el tiempo ocuparía un lugar importante en su memoria, en su vida. Una lágrima recorrió su rostro fue directa a la arena, una ola la alcanzó , daba igual , agua salada con agua salada se va.
Decidió marcharse, era de noche, debía regresar a su vida... Antes de hacerlo, esbozó una sonrisa en su cara, y de nuevo, se llevó con ella el recuerdo, al fin y al cabo, era suyo.
Gracias de nuevo, Iseo.