Si alguna vez lo hemos experimentado, siempre será nuestro punto de referencia. Nunca una comparación, ni tan siquiera un reflejo, ni buscar en ello lo que sentiste entonces. Solamente será un punto de referencia.
Es complejo, mucho más de lo que parece, si no puede hacerte daño raramente podrá hacerte feliz. No debe confundirse así, el dolor con la desilusión y el desengaño, aunque estén relacionados, nada que ver. Una desilusión con la vida, se acumula a tantas otras en el cajón de la experiencia, para aumentar su currículum, esta con el paso del tiempo no ocupará un lugar importante, formará parte de algo general dentro de la bolsa que está en el desván, con la etiqueta de "EXPERIENCIA ACUMULADA". El dolor, fruto de algo importante, un poco más duradero puede llegar a esbozarte una sonrisa con el paso del tiempo, viendo su parte positiva desde una perspectiva lejana. El dolor es necesario en nuestra vida para darnos cuenta de que fue importante la causa de este: la felicidad, a su vez, causa de esa sonrisa . Parece ser, que en el momento que volvemos a desengañarnos, fusionamos ambos conceptos, no encontramos la línea que los divide, no logramos distinguir qué es, hasta cierto tiempo después...
Y después de otra desilusión, de otro desengaño, siempre me lo repito: "Si no ha sido capaz de superar esa sensación... es porque tampoco valía tanto la pena".
Las cicatrices del dolor permanecen en el alma como una herida curada que ha necesitado puntos, las marcas que dejan no hacen daño, solamente son recuerdos que te hacen recordar el hecho, en este caso, que siempre seré feliz porque experimenté la felicidad completa... Y ahora, al mirar esa cicatriz, me siento afortunada de poder tenerla, es solo mía y siempre formará parte de mí. Una lágrima se me escapa, sin que yo tampoco ponga resistencia a que siga su curso... Y me siento realmente bien,¿ Por qué? Porqué he encontrado mi paz interior y esa sensación... al escucharte... no tiene precio.
Es complejo, mucho más de lo que parece, si no puede hacerte daño raramente podrá hacerte feliz. No debe confundirse así, el dolor con la desilusión y el desengaño, aunque estén relacionados, nada que ver. Una desilusión con la vida, se acumula a tantas otras en el cajón de la experiencia, para aumentar su currículum, esta con el paso del tiempo no ocupará un lugar importante, formará parte de algo general dentro de la bolsa que está en el desván, con la etiqueta de "EXPERIENCIA ACUMULADA". El dolor, fruto de algo importante, un poco más duradero puede llegar a esbozarte una sonrisa con el paso del tiempo, viendo su parte positiva desde una perspectiva lejana. El dolor es necesario en nuestra vida para darnos cuenta de que fue importante la causa de este: la felicidad, a su vez, causa de esa sonrisa . Parece ser, que en el momento que volvemos a desengañarnos, fusionamos ambos conceptos, no encontramos la línea que los divide, no logramos distinguir qué es, hasta cierto tiempo después...
Y después de otra desilusión, de otro desengaño, siempre me lo repito: "Si no ha sido capaz de superar esa sensación... es porque tampoco valía tanto la pena".
Las cicatrices del dolor permanecen en el alma como una herida curada que ha necesitado puntos, las marcas que dejan no hacen daño, solamente son recuerdos que te hacen recordar el hecho, en este caso, que siempre seré feliz porque experimenté la felicidad completa... Y ahora, al mirar esa cicatriz, me siento afortunada de poder tenerla, es solo mía y siempre formará parte de mí. Una lágrima se me escapa, sin que yo tampoco ponga resistencia a que siga su curso... Y me siento realmente bien,¿ Por qué? Porqué he encontrado mi paz interior y esa sensación... al escucharte... no tiene precio.
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